La noche tenía que ser así, la despedida del último ídolo, la última función del goleador histórico del profesionalismo de Rosario Central tuvo todos los condimentos.
Fue en la última fecha que se vió la mejor presentación del equipo de Leanardo Somoza. Central tuvo una idea interesante de juego por las bandas que debe profundizar e intentar mantener durante más tiempo en cada partido. Es una meta y un incentivo de cara a lo que viene por delante.
Marco Ruben tuvo su noche ideal. Un merecido reconocimiento de los cuatro costados del Gigante, asistencia al Pupi para el primer gol y participación directa en lo que fue su gol 105 con la camiseta Auriazul.
Se fué feliz, se retiró vigente y pudo sentir una vez más todo el cariño y respeto de la gente, que siempre fue mutuo. Y así será hasta el final de nuestros días.